Experiencia e influencia: los nuevos símbolos de estatus
- On November 25, 2019
La forma en que las personas adquieren estatus ha pasado de ser dueños de cosas a vivir experiencias únicas. En 1988, el profesor Belk argumentó que el ser se extendía a las posesiones, la noción del Yo extendido comprende no solo lo que se ve como “el yo” sino lo que se ve como “mío”. Hoy en día, esta extensión del yo ocurre a través de las experiencias transmitidas en las redes sociales.
Una experiencia es un episodio subjetivo en la construcción y transformación del individuo, que enfatiza las emociones y los sentidos durante la inmersión, a expensas de la razón. En pocas palabras, cuando alguien está de vacaciones bebiendo martinis en la playa, disfruta el momento en lugar de preocuparse por los cargos a la tarjeta de crédito que está acumulando.
A medida que los Baby Boomers envejecen y los segmentos de consumidores más jóvenes dan forma a las tendencias de gasto, se hace evidente que los consumidores prefieren gastar dinero en experiencias en lugar de productos, rechazan el materialismo y están alimentando la demanda de experiencias en la vida real.
De hecho, un estudio de Harris Group reveló que el 72 % de los Millennials prefieren gastar dinero en experiencias en lugar de en bienes materiales. Esto se debe a que casi ocho de cada diez de sus mejores recuerdos provienen de una experiencia o evento en vivo en el que participaron, ya que las experiencias los conectan con los demás. Si bien el consumo conspicuo de bienes puede estar disminuyendo, el ocio conspicuo está en auge.
Gracias a Facebook, Instagram y otras plataformas de redes sociales, las experiencias se vuelven tangibles a través de la gran cantidad de imágenes y videos transmitidos. Recopilar suvenires y convertirlos en recuerdos nunca ha sido tan fácil, ya que todos los que poseen un teléfono inteligente llevan en todo momento una cámara, videocámara y una aplicación de imágenes que reemplaza y supera con creces el rendimiento de cualquiera de los dispositivos y software que se utilizaban hace pocos años.
Acá también juegan un rol importante las pequeñas representaciones de estatus propios de las redes sociales, como el número de seguidores o el número de “Me Gusta” obtenido por las publicaciones, esos datos reflejan lo popular que es una persona, lo influyente que es y ese es otra de las formas de estatus más relevantes para los jóvenes, la influencia que tienen en redes sociales.
Para satisfacer ese apetito por mostrar sus experiencias y acumular likes, la industria del entretenimiento ha creado experiencias que tienen el único propósito de ser transmitidas en las redes sociales. Un ejemplo claro son las nuevas “mansiones”, “fábricas” y museos hiper-sensoriales e instagrammables como Candytopia, Color Factory y el pionero Museum of Ice Cream que “inspira y empodera al público para ser su yo más creativo”.
Todos estos lugares se organizan como telones de fondo para las imágenes de Instagram, están diseñados para destacarse a través de la lente de los teléfonos inteligentes y ser emitidas incluso en tiempo real en las redes sociales, actuando como evidencia de que las personas visitaron lugares exclusivos y deseables mientras acumulan me gusta y seguidores.
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